Las puertas cortafuegos son un elemento esencial en la protección contra incendios de edificios, ya que impiden la propagación del fuego y el humo entre diferentes compartimentos.
Las principales características de las puertas cortafuegos son:
Resistencia al fuego: Esta es la característica más importante de una puerta cortafuegos. Se mide en minutos y representa el tiempo que la puerta puede resistir el fuego sin que las llamas o el humo la atraviesen. Las puertas cortafuegos se clasifican según su resistencia al fuego en EI-30, EI-60, EI-90 y EI-120.
Aislamiento térmico: Las puertas cortafuegos deben tener un buen aislamiento térmico para evitar que el calor del fuego se transmita al otro lado de la puerta. Esto se consigue utilizando materiales con baja conductividad térmica, como la lana de roca o el yeso.
Estanqueidad: Las puertas cortafuegos deben ser estancas al humo y a los gases, para evitar que estos se propaguen por el edificio. Esto se consigue mediante juntas de goma o silicona en el marco y la hoja de la puerta.
Autocierre: Las puertas cortafuegos deben tener un sistema de autocierre que las cierre automáticamente en caso de incendio. Esto se consigue mediante un cierrapuertas hidráulico o electromagnético.
Durabilidad: Las puertas cortafuegos deben ser duraderas y resistentes al desgaste, ya que están sometidas a un uso frecuente. Deben estar fabricadas con materiales de alta calidad y tener un buen mantenimiento.
Homologación: Las puertas cortafuegos deben estar homologadas por un organismo independiente que garantice que cumplen con los requisitos de seguridad contra incendios.
Otras características: Las puertas cortafuegos pueden tener otras características adicionales, como por ejemplo:
- Visores: Permiten ver al otro lado de la puerta sin abrirla.
- Barras antipánico: Facilitan la salida del edificio en caso de incendio.
- Puertas cortafuegos con control de acceso: Permiten controlar el acceso a determinadas zonas del edificio.
Es importante elegir la puerta cortafuegos adecuada para cada caso en función del tipo de edificio, el uso que se le va a dar y la normativa vigente.