Las tarimas de exterior son un elemento fundamental para transformar cualquier espacio al aire libre en un oasis de confort y estilo. Ya sea una terraza, un balcón, un jardín o el borde de una piscina, la elección correcta y un mantenimiento adecuado son esenciales para disfrutar de su belleza y funcionalidad durante muchos años, resistiendo las inclemencias del tiempo y el uso continuado.
1. Claves para acertar en tu elección
Elegir la tarima perfecta implica considerar diversos factores que se adapten a tus necesidades, presupuesto y el ambiente donde se instalará.
a) Tipo de material:
- Maderas naturales: Ofrecen una belleza inigualable y una sensación cálida y orgánica. Requieren un mantenimiento más regular, pero su encanto y durabilidad son indiscutibles.
- Maderas tropicales (Ipe, Teca, Cumarú, Elondo, Massaranduba): Son las más populares para exteriores debido a su alta densidad, resistencia natural a la humedad, insectos y hongos. Suelen tener un tono oscuro y una veta pronunciada que envejece a un elegante gris plateado si no se trata. Son una inversión a largo plazo.
- Maderas tratadas (Pino, Abeto): Son maderas de menor densidad que han sido sometidas a tratamientos especiales (autoclave) para mejorar su resistencia a la intemperie y los agentes biológicos. Son más económicas, pero su durabilidad es menor que la de las maderas tropicales. Suelen tener un aspecto más rústico.
- Maderas tecnológicas o Compuestas (WPC – Wood Plastic Composite): Fabricadas a partir de una mezcla de fibras de madera (o bambú) y polímeros plásticos. Son una excelente alternativa para quienes buscan bajo mantenimiento y alta resistencia.
- Ventajas: Muy duraderas, resistentes a la humedad, los insectos, los rayos UV y no requieren aceitado ni barnizado. No se astillan y son antideslizantes.
- Desventajas: Pueden calentarse más al sol que las maderas naturales. Su aspecto es más uniforme y menos «natural» para algunos gustos. El precio puede ser similar o incluso superior al de algunas maderas naturales.
- Materiales alternativos (porcelánico, piedra natural): Aunque no son «tarimas» en el sentido estricto, son opciones para revestimientos de exterior que emulan la madera. Son extremadamente duraderos y de muy bajo mantenimiento, pero carecen de la calidez táctil de la madera.
b) Ubicación y exposición:
- Sol directo y alta exposición: Si la zona recibe mucho sol y está expuesta a las inclemencias del tiempo (lluvia, heladas), opta por maderas tropicales o tarimas tecnológicas de alta calidad.
- Cercanía a piscinas: Es crucial elegir materiales que soporten bien el cloro y la humedad constante, como el Ipe, la Teca o el WPC. Asegúrate de que la superficie sea antideslizante.
- Tránsito: Para zonas de mucho paso, la durabilidad y resistencia a la abrasión son clave. Las maderas tropicales densas y el WPC son las mejores opciones.
c) Acabado y estética:
- Textura: ¿Prefieres una superficie lisa, estriada (antideslizante) o con un relieve que imite la veta natural?
- Color: Las maderas naturales ofrecen tonos que van desde el claro al oscuro, y su color evolucionará con el tiempo. Las tarimas tecnológicas ofrecen una gama más amplia y uniforme de colores que se mantienen estables.
- Formato de las lamas: El tamaño y ancho de las lamas influyen en la percepción del espacio. Las lamas más anchas pueden dar una sensación de amplitud, mientras que las más estrechas aportan dinamismo.
d) Sistema de instalación:
- Grapas ocultas: Es el sistema más estético, ya que las fijaciones no son visibles, ofreciendo un acabado limpio. Requiere una subestructura adecuada.
- Tornillos vistos: Más económico y fácil de instalar, pero los tornillos quedan a la vista. Es importante utilizar tornillos de acero inoxidable para evitar la corrosión.
- Instalación sobre rastreles: Es el método más común para tarimas de madera, creando una cámara de aire que favorece la ventilación y evita acumulaciones de humedad.
- Sistemas flotantes o clic: Comunes en algunas tarimas tecnológicas, que permiten una instalación más rápida y sencilla.
e) Presupuesto:
Define tu presupuesto, pero recuerda que una inversión inicial mayor en un material de calidad y una buena instalación te ahorrará problemas y costes a largo plazo. Considera no solo el precio por metro cuadrado de la tarima, sino también los costes de la subestructura, herrajes y la instalación profesional si la requieres.
2. Mantenerla perfecta, verano tras verano
Una vez elegida e instalada tu tarima de exterior, el mantenimiento es crucial para preservar su belleza y prolongar su vida útil.
a) Limpieza regular:
- Barrido o aspirado: Elimina hojas, polvo y suciedad de forma regular para evitar acumulaciones que puedan rayar la superficie o retener humedad.
- Limpieza con agua y jabón neutro: Al menos una vez al mes (o con mayor frecuencia si es necesario), limpia la tarima con agua y un jabón neutro, utilizando un cepillo de cerdas suaves o una mopa. Aclara con abundante agua limpia.
- Evitar productos abrasivos: No uses limpiadores a base de cloro, amoníaco o productos abrasivos que puedan dañar la superficie, especialmente en maderas naturales.
- Máquina de agua a presión: Úsala con precaución y a baja presión, manteniendo una distancia adecuada para no dañar las fibras de la madera o las uniones. No es recomendable para todas las tarimas.
b) Tratamiento y protección (especialmente para maderas naturales):
- Aceitado anual (o bianual): Las maderas naturales, especialmente las tropicales, necesitan ser nutridas y protegidas de los rayos UV y la humedad para evitar que se agrieten, se sequen o adquieran un tono grisáceo. Utiliza aceites específicos para tarimas de exterior (aceite de teca, aceite para maderas exóticas).
- Proceso: Limpia la tarima a fondo y asegúrate de que esté completamente seca. Aplica el aceite con brocha o rodillo, siguiendo las instrucciones del fabricante. Retira el exceso de producto. Realiza este tratamiento preferiblemente en primavera, antes de la temporada de mayor uso.
- Lasur o barniz de exterior (para maderas tratadas o con acabado específico): Si tu tarima es de pino tratado o tiene un acabado con lasur, será necesario reaplicarlo según las indicaciones del fabricante para mantener la protección y el color. El lasur es un producto a poro abierto que permite que la madera respire.
- Tarimas tecnológicas (WPC): Son de muy bajo mantenimiento. Generalmente solo requieren limpieza con agua y jabón. Si aparecen manchas difíciles, consulta las recomendaciones del fabricante para productos específicos.
c) Prevención de manchas y daños:
- Protectores en muebles: Coloca protectores de fieltro o goma en las patas de mesas y sillas para evitar arañazos.
- Limpieza de derrames: Actúa rápidamente ante derrames de líquidos (vino, grasas, etc.) para evitar que penetren y dejen manchas permanentes.
- Macetas: Eleva las macetas con soportes para permitir la ventilación y evitar la acumulación de humedad y la aparición de manchas de moho debajo.
- Protección invernal: Si vives en zonas con heladas o nevadas fuertes, considera cubrir la tarima con lonas transpirables para protegerla de la humedad extrema y los cambios bruscos de temperatura.
d) Inspecciones periódicas:
- Revisa fijaciones: Comprueba que las grapas o tornillos estén firmes y no haya tablas sueltas o levantadas.
- Ventilación: Asegúrate de que la subestructura permite una correcta ventilación debajo de la tarima para evitar la acumulación de humedad.
- Daños: Inspecciona la superficie en busca de grietas, astillas, o señales de deterioro y aborda cualquier problema a tiempo.
Invertir en una buena tarima de exterior y dedicarle un mantenimiento adecuado no solo garantiza su durabilidad, sino que te permitirá disfrutar de un espacio exterior impecable y acogedor, verano tras verano.